López cree que el principal foco de preocupación sigue siendo la pandemia. “Los principales obstáculos que tendrá que hacer frente Bitcoin para experimentar un crecimiento positivo será que no se produzca un retroceso en cuanto a la lucha contra el COVID-19 a escala internacional”, resalta.
Aunque no es la única. Santiago considera que el tapering por la FED y las posibles subidas de tipos de interés en Estados Unidos, podrían pesar sobre el activo digital, porque “la abundancia de dinero barato” desarrolla en los inversores “una especial tolerancia al riesgo, produce optimismo y empuja a probar cosas nuevas”.
“Esto hace que la volatilidad no sea un problema y se ponga de moda especular. Por otra parte, en tiempos de poca liquidez, el inversor se vuelve más conversador, evitando riesgos elevados y refugiándose en activos más estables… Lógicamente, a Bitcoin le favorece el optimismo y la liquidez”, analiza.
“Las criptomonedas se siguen considerando un activo de riesgo elevado, este hecho provoca que los posibles anuncios de ajuste de política monetaria por parte de los gobiernos afecten de manera notable a Bitcoin y las criptomonedas”, describe en la misma línea Fernández.
Además, López piensa que un punto de preocupación es la regulación de las criptomonedas en las principales potencias mundiales. “Es decir, que no se endurezcan, de tal forma que frene el desarrollo y expansión de las criptodivisas, y entre otras cosas, que no estalle una crisis energética a nivel mundial, lo cual podría suponer un duro revés para todo el criptoecosistema”, profundiza.